domingo, 15 de julio de 2007

BRASIL, CAMPEÓN DE AMÉRICA



No hay que dramatizar,

se gana y... se pierde,

se pierde, se pierde...

(Por Roberto C. Neira). Una vez más la desilusión. Por supuesto que no hay que dramatizar, pero en algún rinconcito íntimo del corazoncito de los argentinos se esperaba un triunfo albiceleste. Esta selección de todos, indudablemente promocionada con las mejores figuras del extranjero (?), fue por primera vez en mucho tiempo, sin discusión, apoyada por la mayoría del pueblo futbolero que creyó sin duda que estaba capacitada para cumplir con el objetivo de ganar la Copa América y de continuar su ruta hacia las eliminatorias del Mundial 2010.

Sin embargo, las selecciones nacionales de fútbol de los últimos once años (en la etapa pos Maradona) han venido atravesando problemas que parecen estar mucho más allá de los rendimientos individuales de los jugadores elegidos. Pasarella (1998), Bielsa (2002) y Pekerman (2006), cada uno con aciertos y errores, han planificado y probado durante un lapso prolongado a una determinada cantidad de jugadores de donde surgieron finalmente los elegidos como piezas fundamentales de sus estrategias y tácticas para afrontar un destino exitoso en los torneos mundiales que les tocó participar.

Y no había duda que, en este caso, la Copa América, antes que nada, es un trampolín propicio para llegar con un equipo coherente y organizado a las eliminatorias. Por eso, difícilmente, se prepare a un plantel nada más que para competir en esta instancia.

Para los técnicos esta participación les allana el camino y se convierte en un período de prueba, sobre todo para evaluar elementos jóvenes, surgidos de las canteras juveniles de los clubes, cuyas edades no superan los 20 años. El objetivo es reunirlos junto a jugadores de mayor experiencia que, por su capacidad en función del juego y del conocimiento de los grupos humanos, resultan de un valor incalculable a la hora de modelar a las nuevas figuras.

Nada de esto parece haber sucedido con este "nuevo" plantel que dirige Basile; catorce de los veintidós convocados participaron en el último Mundial de Alemania 2006 (eliminados en cuartos de final); cinco, estuvieron presentes en Corea-Japón 2002 (eliminados en la primera fase) y, cuatro, fueron eliminados en cuartos de final en la Copa de 1998 en Francia.

Se podría comprender la necesidad de apelar a los "históricos" cuando estos hubiesen tenido una performance exitosa pero, sin menoscabar el talento que puedan tener Ayala (34), Verón (32), Crespo(32), Aimar (28) y Zanetti (33), principalmente, no hay duda que parecen estar pegados a las selecciones de los últimos doce años, vaya uno a saber a través de qué tipo de relaciones con AFA (o con su capitoste), que, en definitiva, es la que da el visto final a los convocados e intercede con presiones ante los técnicos por el nombramiento o el descarte de tal o cual jugador.

Uno de los históricos, compungido. No es para menos... una década de amarguras.

¿Tendremos que seguir asistiendo al reemplazo obligado de los técnicos ante nuevos fracasos, mientras que un grupo de jugadores son intocables e irremplazables? ¿Volveremos a ver estos mismos nombres en el plantel que participará de las eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica 2010?

Mientras tanto, Brasil, mucho más práctico, hizo exactamente al revés. Para la Copa América, por distintas razones, no contó con sus "históricos"; solo Robinho podría considerarse como el de más experiencia. Entonces, adecuó su táctica a la de los nuevos jugadores y el resultado está a la vista. Dunga, tiene la base de un plantel rico en individualidades que podrá emprender su derrotero hacia la Copa Mundial del 2010 con grandes posibilidades.

En fútbol nunca está todo dicho, pero los argentinos hemos desaprovechado otra oportunidad apelando a "los de siempre", mientras que en el fútbol local y también en el extranjero, hay numerosos jugadores jóvenes que merecerían ser convocados.

Las promesas indiscutidas como Messi, Tévez, Mascherano y Gago, por ejemplo, merecen estar acompañados por jugadores con experiencia pero también portadores de valores anímicos mucho más efectivos y consistentes que los que nos han venido mostrado los "intocables" de las selecciones argentinas de los últimos doce años.

APOSTILLAS
- Crespo se había puesto como meta de máxima llegar a la final y jugar “aunque más no sea cinco minutos y dar la vuelta”. El delantero de Internazionale se encargó de acortar el camino. Y de demostrar de manera fehaciente que la fe mueve montañas ... (sin palabras).

- En la Copa América, Argentina superaba de manera amplia a los brasileños, ahora, de 32 encuentros disputados, ganó 15, empató 8 y perdió 9. Convirtió 54 goles y le anotaron 38. Los brasileños se desentendieron de la Copa América por casi 50 años, pero a partir de 1994 van por más...