miércoles, 9 de septiembre de 2009

¿QUÉ ESPERA USTED DE LA SELECCIÓN?


MARADONA ARRIESGA

UN ALTO COSTO,

PARA EL QUE NUNCA

ESTUVO PREPARADO


Diego estuvo dos meses abriendo el paraguas preocupado por el partido contra Brasil. Si alguien quiere conocer la definición exacta de la palabra "inseguridad", Maradona la puede explicar a la perfección.

Primero, el problema fue el estadio de River Plate; después, el poco tiempo disponible para disponer de los jugadores que actúan en el extranjero; más tarde, la preocupación recrudeció por las lesiones de algunos jugadores. Finalmente, a Diego le llovió encima cuando se había olvidado el paraguas en la casa.

Diego no quiso jugar en River Plate por una sola razón: una buena parte del público que asiste al estadio es simpatizante del "miyo" y el técnico de la selección sabía que en caso de resignar un resultado frente a Brasil como local y en River, iba a tener que salir del monumental no sólo silbado e insultado sino que iban a pedir su cabeza. Eso no ocurrió en Rosario, pese al descontento del público, y Maradona tiene de este modo una nueva oportunidad para reivindicarse a través de una positiva actuación del plantel frente a Paraguay.

Al término del partido, Diego aseguró que haber perdido con Brasil no lo amargó como contra Bolivia, pero nadie le creyó. Es lo mismo que un hincha de Boca se sienta angustiado por haber perdido por goleada contra Atlético de Tucumán y no por perder 3-1 en la Bombonera contra River Plate. Los puntos en juego para buscar la clasificación para el Mundial, el prestigio de los dos equipos más importantes del continente, el orgullo, la historia, todo eso estaba en juego y Maradona no pudo haberlo ignorado.

Del partido no vale la pena hablar porque los medios ya lo dijeron todo. Maradona se hizo cargo del equipo y en su debut contra Venezuela empezó a ilusionar más desde el resultado 4-0 que desde el rendimiento. Después, llegó la caída histórica en La Paz de 6-1. El 1-0 contra Colombia, el 0-2 frente a Ecuador hasta llegar a este 3-1 frente a Brasil en Rosario. 7 goles a favor 11 en contra, de quince puntos en disputa sólo se lograron seis. Dos ganados y tres perdidos.


Algo no anda bien y difícilmente se pueda adjudicar el desnivel a cuestiones extradeportivas como la mala suerte. Argentina jugaba mal con Basile y continúa jugando mal con Maradona. Dos etapas claramente marcadas por el estilo de ambos técnicos pero que siempre terminaron debatiéndose en la intimidad de los vestuarios.

¿Quién lo volteó a Basile? ¿Riquelme o Messi? Basile lo sabe bien, pero sus códigos impidieron hacerlo público. Algo les pasa a estos jugadores, considerados los mejores del mundo, por el periodismo (evidentemente una falsedad) y ahora que no llegan los resultados es posible que con Diego ocurra algo parecido.

Pero tampoco el técnico ayuda a mantener la concordia y tranquilidad entre los jugadores. Limpió al arquero Andújar endilgándole errores que no tuvo, mientras que Heinze, un jugador mediocre por donde se lo mire, fue culpable del primer gol de Brasil (qué hacía Heinze mirando a Domínguez mientras Luizao cabeceaba al gol en el lado opuesto de la defensa). Sin embargo, hoy es premiado jugando de central. Difícil de entender...

Maradona fue un gran jugador de fútbol que declinó su carrera por su adicción a las drogas y los escándalos; pudo también haber sido valorado como una persona de bien pero se rodeó de malas compañías que sólo lucraban en la intimidad de su entorno. Pero la verdad sea dicha: Diego sabía jugar al fútbol pero nunca supo nada de fútbol. Es más, fue indisciplinado toda su vida. ¿Puede alguien imaginar a Bilardo diciéndole a Diego lo que tiene que hacer dentro de la cancha? Un imposible. Y la única vez que Bilardo lo intentó, en el Sevilla, terminaron peleados por largo tiempo.

Aún cuando los laureles de Diego demostraron con creces que fue uno de los mejores del mundo, siempre estuvo en duda desde un principio su capacidad para dirigir un equipo. Sus experiencias en Mandiyú y Racing fueron un fracaso. No hay que ser idóneo para darse cuenta de esto. Cualquier hincha de fútbol puede dar una explicación aceitada del por qué. ¿Es entrenador, es motivador, es seleccionador, es técnico? ¿Cuál es el rol que cumple Maradona? Nadie lo sabe. Las charlas técnicas, como parar el equipo, la búsqueda de funcionalidad, el aprovechamiento de las bondades técnicas e individuales de cada jugador, la estrategia de ataque, la presión de los volantes, la marca defensiva en zona o a presión... todas estas cosas que normalmente se charlan entre las cuatro paredes de un vestuario pasaron a ser un secreto tácito entre jugadores y técnico. Los jugadores qué escuchan ¿una arenga? ¿una charla técnica? ¿un mensaje grabado de Bilardo?

¿Qué es lo que grita Maradona a sus jugadores desde la raya? Nada, sólo intenta darles ánimo. Su presencia en el banco técnicamente es nula. Salen con un plan y si fracasan no hay cambios estratégicos sobre la marcha.

Muchos se lo preguntan a cada rato: ¿Por qué está Diego dirigiendo la selección?

Si nos remitimos a la relación histórica existente entre Diego y Julio Grondona mucho antes de su llegada a la selección nacional, vamos a encontrar no solo cortocircuitos sino frases altisonantes y ofensivas de Maradona al titular de AFA.

La renuncia de Basile a la selección lo puso al mandamás de la AFA entre la espada y la pared. En la grilla de candidatos se anotó en seguida el "Checho" Batista, se volvió a hablar de Peckerman y de Bilardo, pero los amigos de Maradona iniciaron una campaña mediática destinada a lograr el lauro que –según él- merecía con creces. Fue como un regalo de cumpleaños.

Grondona, con esa habilidad pergeñada en su extenso liderazgo de tres décadas en la AFA, decidió atenuar la responsabilidad de un nuevo fracaso pasándole la pelota a Diego y al mismo tiempo le entregaba una papa caliente para que se arregle y triunfe o se hunda para siempre. Si Argentina no se clasifica para Sudáfrica no será por culpa de Grondona sino responsabilidad de Diego y posiblemente esto le cueste al "pibe de oro" volver a un peligroso estado de ánimo que lo tuvo hace tres años al borde de la muerte a causa de la droga y el alcohol.

¿Es necesario pagar tan alto costo para solucionar un problema personal entre Grondona y Maradona?

Como se ha visto, el modo de operar de Julio Grondona para lograr sus propósitos excede las pautas de cualquier negociación normal. Grondona no tiene límites, nadie se los puede fijar.

El partido de hoy con Paraguay es clave para seguir chapoteando en el barro o hundirse definitivamente en el fango. Argentina juega mal y esto difícilmente vaya a cambiar. Pero mucho va a depender de lo que haga Paraguay. Si los guaraníes juegan como contra Bolivia, es posible que Argentina pueda ganar. Si Paraguay eleva su nivel y repite lo bueno de las primeras fechas del clasificatorio, Sudáfrica, para los argentinos, cada vez estará más lejos.

Después vendrá Perú, un rival debilitado y accesible para cualquier selección, pero la última fecha en el Centenario frente a Uruguay, si estos tienen posibilidades de clasificación, será una verdadera final.

Esperemos no llegar a esa instancia con el agua al cuello.

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