(Por Roberto C. Neira)
Si en los últimos días los medios de comunicación hartaron con las secuencias de Maradona en terapia intensiva, Maradona con respirador, Maradona sin respirador, Maradona grave, Maradona en recuperación... y con las muestras de afecto que convulsionaron a la clínica Suizo Argentina y convirtieron el frente del edificio en un pintoresco santuario de "graffitis" y pegotes, ni el más optimista de los fanáticos de Diego podía haber imaginado el desenlace que iba a tener lugar en el prestigioso sanatorio del barrio norte.
Después de doce días, en los que mantuvo en vilo al país y a una buena parte del resto del mundo, el ídolo se levantó de la cama por sus propios medios y se retiró sorpresivamente de la clínica yendo a refugiarse en la misma quinta de General Rodríguez que lo había tenido como huésped cuando se produjo la crisis que obligó a su internación.
Maradona, en un santiamén, quitó doce días del calendario de su vida y volvió el reloj a cero, como si todo hubiese sido un sueño o una pesadilla.
Es asombroso como alguien en su estado puede tomar semejante iniciativa y, además. jugar al golf, ver a la selección argentina por la televisión y bancarse casi una hora del ridículo reportaje que preparó la producción de la empalagosa Susana Giménez en búsqueda del mayor rating del día.
¿Qué fue en realidad lo que le pasó a Diego? ¿Habrá sido todo una mentira producto de una operación publicitaria?
Las dudas habían surgido desde el comienzo de su internación. Muchos periodistas aseguraban que el problema de Diego fue el efecto de una sobredosis. Después se recibieron los primeros partes médicos que argumentaban sobre su estado pero evitaban mencionar el origen del problema. Y, como tantas otras veces, los motivos de las recaídas de Maradona se convirtieron en un secreto muy bien guardado. Todo esto provocó que, ante el temor a un desenlace trágico (posibilidad que nunca fue descartada), se abandonasen las especulaciones sobre su vida privada en lo que se refiere a su adicción y se encumbrara la figura del ídolo para congraciarse con sus fanáticos.
En definitiva, nadie sabe si Maradona ha dejado de consumir droga o continúa siendo un adicto en potencia, lo que además indica que no solo algo funciona mal en él sino también en su entorno, que disimulan el descontrol que observa Diego al haber perdido la capacidad de percibir lo que sucede a su alrededor.
El ex futbolista estuvo "extrañamente" serio y apesadumbrado en su palco de la Bombonera aquel partido mañanero y como viene ocurriendo en los últimos cuatro años físicamente acusa una gordura desmesurada, cansancio, problemas de dicción y extraños gestos que demuestran que no pasa por uno de sus mejores momentos.
Después de presenciar la lastimosa presentación con Susana Giménez, que le costó $ 80.000 al canal más dos relojes (?) y un carrito que se usa para movilizarse cuando se juega al golf (??), surgen algunas conclusiones.
- Maradona no va gratis a ninguna convocatoria en televisión, salvo que él o quienes lo representan se lo propongan de antemano.
- No fue gratuito el famoso homenaje que se le realizó por su retiro del fútbol en el estadio de Boca, donde repartió lágrimas por doquier, junto a sus hijas, y a jugadores locales y extranjeros, espectáculo que convocó a una multitud que dejó, entre pitos y flautas, más de $ 2.500.000 a la empresa organizadora. Algo más de $ 1.000.000 fue lo que pactó Guillermo Coppola con los organizadores, suma que Maradona no recibió en su totalidad y que originó el conflicto con su amigo de toda la vida.
- Que Susana Giménez reciba a Diego con un: ... ¡qué delgado estás, qué joven, qué apuesto!..., suena más a cargada que a ese cholulismo tan particular que siempre luce la diva de Canal 11 cuando la posibilidad de hacerse con un buen toco de dinero la pone extremadamente nerviosa.
- Viendo los problemas que tiene Diego para expresarse, sus movimientos paquidérmicos, los silencios... (que dan la sensación de verlo derrumbarse por el piso en cualquier momento), es bueno preguntarse quién habrá tomado la posta de sus negocios. Porque es innegable, que todo es dinero para sus allegados: su enfermedad, la pelea con Coppola, los comentarios políticos, su estado de ánimo, un estornudo, todo...
Además, Diego, por lo que se ve, parece estar impedido para discutir absolutamente nada y menos negocios.
¿Será Claudia Villafañe la que comercializa las presentaciones del ex futbolista?
¿Se habrá formado un nuevo entorno a su alrededor capitaneado por el Dr. Cahe, su médico personal?
¿Qué familiar, amigo o allegado a Maradona podría tener la suficiente sangre fría para ignorar el estado en que se encuentra el ex futbolista y seguir usándolo con el fin de lograr un "cachet" adecuado a las expectativas que produce en cada una de sus apariciones en los medios?
Difícil saber quién cuece las habas. Pero que están en el fuego no hay ninguna duda...
Sin embargo, viendo las cosas desde otro ángulo, no todo es tan negativo.
A pesar de esa "extraña" relación que tiene Maradona con sus admiradores, que aceptan con los ojos cerrados todo lo que les propone el ídolo, desde su escandalosa vida privada, pasando por haber abandonado el fútbol por su adicción a la droga, hasta el comercio que hace con los sentimientos de esos mismos hinchas... quizás, estamos asistiendo a uno de los mejores ejemplos para preservar la salud de nuestros jóvenes.
Cualquier padre, madre, hermano o amigo bien intencionado, observando la imagen de Maradona en el programa de Susana Giménez, frente a ese balbuceo incomprensible y al deterioro físico del ex crack no podría menos que señalar:
-Ves... este es el estado en que queda alguien que se droga.
Ojalá muchos lo aprendan.
Edición Nº 2 de Mayo 2004.
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