martes, 22 de septiembre de 2009

EL PEOR DE LOS EJEMPLOS


LA VIOLENCIA ACOSA

AL FÚTBOL INFANTIL

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CARTA DE LECTORES

"Soy mamá de un nene que con alegría desde hace siete u ocho años lo lleva a disfrutar de un juego que lo llaman Baby futbol. Hoy, domingo, me desperté con lágrimas en mis ojos y no dejo de pensar lo que viví ayer sábado 19/09 y lo que vengo viviendo ya desde hace por lo menos más de un año. No puedo dejar de sentir pena, dolor, bronca, angustia, ya no se que otro calificativo poner, no lo puedo expresar con palabras, pero una de las mas justa es angustia.

Para mí el Club Argentino de Lanús, es más que un lugar donde mi hijo puede jugar a la pelota. Es el club de mi barrio, donde yo fui al jardín y del cual tengo los mejores recuerdos de mi infancia, es el lugar donde parte de mi familia, para mi muy importante, dio mucho de él para que junto a otras personas, el club sea lo que hoy es. Para cualquiera que lea esta carta, no deja de ser un club mas, sin embargo, para mi no, por eso el que quiera leer que la lea y perdón por la falta de comas o puntos pero la escribo desde el corazón.

Todos vivimos durante la semana, corriendo tras las cosas que nos abruman, el trabajo, los horarios, el estudio de nuestros hijos y en lugar de venir a ver como nuestros hijos disfrutan de un partido de futbol, como sonríen, cómo se hacen de amigos, los ADULTOS, venimos a descargar toda la bronca contenida de la semana y encima delante de ellos. En este club como en todos, hay chicos desde 6 a 13 años, sin contar los hermanitos más chicos, que enseñanza les damos, que ejemplo les damos!!!. Es un ejemplo pelearnos porque un referí cobro mal?, saben que, es un ser humano como nosotros que se puede equivocar como nos equivocamos también nosotros, pero nada justifica una AGRESION. Desde hace mucho y no solo en el club, siento que se perdieron, lo que antiguamente se llamaban ¨valores de la vida¨ y uno de ellos es el respeto, el respeto por el otro, quienes somos nosotros para juzgar la actitud del otro, quienes somos nosotros para agredir al otro, no hay nada que justifique semejante actitud.

Lo peor de todo es que nadie pensó ni dos segundos en los chicos, nadie se fijo que alrededor de ellos había chicos y que alguno podía salir lastimado. Tan ciegos estamos, que no nos importa nada?, nadie se puso a pensar si en el medio del lio un adulto llegaba a pegarle sin querer a algún chico que pasaba por ahí, el problema que hubiéramos tenido?. Nadie pensó que nuestros chicos sábado tras sábado ven las agresiones verbales o físicas que los adultos generamos, que los chicos aprenden eso, que son receptores de semejante agresión.

Y mucho menos se pensó en el problema que posiblemente vamos a tener, porque no es la primera vez que tenemos un problema, este fue la gota que colmo al menos mi vaso. Yo tengo dos hijos uno que ya termina y realmente no se que vamos a festejar a fin de año, en realidad con que ganas voy a despedir a mi hijo. Otro que es chiquito y quiero que siga en el club, por que además de lo que antes comente, lo que para mi significa este club, llevarlo a otro club implica no conocer a nadie de las personas que lo integran, yo los sábados a la mañana lo he dejado y me he ido a hacer compras porque se quienes están acá al frente, quienes son las personas que lo cuidan, quien es la persona que le vende un chupetín, por ejemplo, que nada de todo esto cuenta? Nadie piensa en los chicos que no puedan terminar de jugar en su club de toda la vida, no es triste, es tristísimo. Ustedes pueden suponer que soy muy dramática, puede ser, pero veo mas allá de mis narices cosa que más de uno no lo hace.

No se si se entiende lo que siento, lo único claro que si necesito que entiendan es que lo mas valioso que tenemos son nuestros hijos, mis hijos y tus hijos y a ellos debemos pedirles perdón, por todos los malos momentos que les hacemos pasar, porque tiramos a la basura sin que nos importe, todo el trabajo que ellos hacen e hicieron en todo este tiempo, porque nos ven alterados, gritando y peleando, justamente por lo que a veces nosotros en casa, los ponemos en penitencia".

Silvana Cervantes

Nota del editor: Ante reiterados hechos de violencia en el Fútbol Infantil una madre hizo llegar esta nota al Club Argentino de Lanús, pero en todos los Clubes de todas las Ligas de Fútbol Infantil ocurren hechos de esta misma naturaleza. La excusa es que los jueces arbitran mal. Y entonces los padres, que son los que debieran dar el ejemplo de conducta a sus hijos, le pegan a un tipo que viene solito, sin protección de alambrados, producto de que allí juegan niños de hasta 13 años de edad. Esto es algo que conocemos en demasía y que en los últimos años se ha agravado: es la violencia enquistada en nuestra sociedad sin solución de continuidad que además es enmarcada permanentemente por los malos ejemplos en una especie de "TODO VALE" y que no parece hacer mella en la conciencia de quienes nos gobiernan. Por si acaso estos no lo saben, es también responsabilidad del estado velar por la salud de nuestros hijos y es también su obligación iniciar campañas mediáticas y activas destinadas a proteger el espíritu deportivo y de ese modo mostrar a padres e hijos cuáles son las reglas de conducta que rigen en una sociedad organizada.

1 comentario:

Luis dijo...

Pueden pasar cosas muy buenas, bellas y verdaderas en un club. Pero resulta que muchas veces se hace difícil coordinar capacidad de organización y de prevención para garantizar el goce pleno y seguro de una vida social; se desvían los objetivos y los fines de las instituciones, poniéndolas al servicio de mezquinos intereses, personales o grupales; se olvida cuál es la esencia del juego y quiénes son los verdaderos protagonistas del mismo.

Todo ello lleva a que lo que debería ser una jornada o un momento y un lugar de encuentro entre la familia, los amigos, la comunidad, termine siendo una verdadera odisea para un pequeño niño de 6, 8 ó 10 años (merecedor de la mayor de las tutelas), por la carnicería en que han convertido el fútbol infantil personas sin capacidad ni escrúpulos en la conducción de los menores.

Los “jugadores” de 7, 9, 11 años esperan toda la semana la llegada del partido. Ven en el equipo que integran la representación del barrio a que pertenecen, a la familia, los amigos; en el “Técnico”, al ejemplo, al modelo a seguir, autoridad y guía; en él depositan su confianza y de él esperan la palabra de aliento que los anime a seguir tras el traspié.

Sin embargo, el día del partido lo que encuentran no siempre es, precisamente, aquello que fueron a buscar: hoy, ven peleas entre padres, directivos, “delegados” y/o representantes de los clubes, agresiones verbales y de hecho a los árbitros, todo “justificado” por el “fin” superior buscado: el logro de resultados. En cualquiera de estas instituciones se pueden ver niños de 5 años de edad (y más pequeños también) intentando jugar al “fútbol”, en vez de jugar a la pelota (entendiendo esta actividad como un juego más espontáneo que dirigido, donde el adulto debería proponer, más que decidir; o sugerir, más que dirigir), y así aparecen términos como “táctica”, “estrategia”, “orden defensivo”, “rendimiento”, etc.

Así es: a aquéllos que dicen “trabajar para los chicos” sólo les interesa ganar un partido (a como dé lugar), un campeonato, un “ascenso” de categoría. Para ello, agreden rivales y árbitros, “aconsejan” a los chicos (a viva voz) “destruir” al adversario (no es extraño escuchar frases tales como: “¡¡agarralo!!”, “¡¡reventalo!!”, “¡¡bajalo!!” y otras aún peores) y, entre todo ello, cuando un “jugador” del propio equipo no “sirve” al objetivo, LO ECHAN, sin mayores miramientos. Esto parece ser en la actualidad “lo normal”, y por ello, es comúnmente aceptado: los padres, acostumbrados a este tipo de situaciones, a lo sumo se retiran del lugar.
Pero las víctimas de este “sistema” no son los padres:

Son los niños. Estos no se encuentran capacitados para la discusión; tienen que hacer lo que les dicen, puesto que no tienen la confianza en sí mismos, la madurez y el carácter lo suficientemente desarrollado para siquiera saber si lo que se les impone es o no correcto. Simplemente lo aceptan como lo verdadero: “si el ‘técnico’ dice que no sirvo, ENTONCES NO SIRVO”.

*Hay veces en que los nenes se quedan mirando a un loco desaforado que no entienden que sea su papá, enojado porque su hijo sacó mal un lateral.

*Cuando gana el equipo contrario, los padres empiezan a echarle la culpa al referí y no se fijan que los que ganaron también son chicos.

*(Algunos técnicos) como cobran, tienen que ganar. Si no, los echan del equipo. Y adquieren prestigio ganando campeonatos. Frustran pibes, pero ganan campeonatos.

*“Nadie tiene derecho, se me ocurre, a frustrar los sueños de un pibe”.

*Del libro La Infancia Hecha Pelota

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